Cuando llevo a mi hijo a la escuela por la mañana y llegamos a las puertas del colegio siempre veo el mismo escenario: aglomeración de coches, aceras invadidas por vehículos que están aparcados con la excusa “es sólo un momento”, estrés para cruzar los pasos de cebra. No puedo remediar comparar esta situación con los recuerdos de mi infancia, cuando no había estas aglomeraciones de coches en la puerta del colegio.
Hoy la vía pública es un espacio peligroso para nuestros hijos. Todavía recuerdo cuando le decía a mi madre “que me voy a jugar a la calle”. En una ciudad pequeña era la cosa más normal del mundo. Actualmente las calles de las ciudades, sean grandes o pequeñas, las percibimos como un espacio en el que desconfiamos de todo lo que circula por él. Llevamos a nuestros hijos protegidos del tráfico en nuestros coches, pero de esta manera lo incrementamos. Es lamentable ver cómo contribuimos a mantener y aumentar ese círculo vicioso.
Hay una idea triste y tozuda que me ronda por la cabeza: a los niños les hemos comprado su seguridad, pero el precio lo pagan con una parte de su libertad de movimiento.
Hay una idea triste y tozuda que me ronda por la cabeza: a los niños les hemos comprado su seguridad, pero el precio lo pagan con una parte de su libertad de movimiento.
El comportamiento de los individuos con la movilidad debe afrontarse desde las primeras etapas de la formación escolar. Hoy es imprescindible dar a nuestros hijos pautas de comportamiento que vigilen su integridad física en las vías públicas de nuestros pueblos y ciudades. Cuanto antes incidamos en estos temas, antes podremos confiarles la responsabilidad que supone moverse en libertad por las calles.
El uso correcto de la vía pública es una faceta esencial en la función de un ciudadano. Ya en el primer código de circulación que se aprobó en España, allá por el año 1934, se indicaba la obligatoriedad de impartir en la escuela enseñanzas sobre normas de circulación. Varias décadas después todavía confundimos -la aptitud- o formación en el conocimiento de las señales de circulación y sus normas de seguridad vial, con -la actitud- o educación ciudadana en los espacios públicos. La educación vial no es sólo aprender los significados de determinados símbolos o señales, fundamentalmente es aprender a valorar unas pautas de comportamiento comunes y unas normas de convivencia que nos permiten desplazarnos de forma segura. Creo que lo que debemos hacer con nuestros hijos es preocuparnos por enseñarles a adquirir una autonomía personal, la cual les permitirá construir un conocimiento del medio físico y social más próximo, sobre el que podrán desarrollar unos sentimientos de pertenencia y respeto que les acompañarán toda su vida.
El grupo de menores con edades comprendidas entre 5 y 16 años tiene un alto riesgo en accidentabilidad peatonal que posteriormente se incrementará con la conducción de bicis y motocicletas. Los jóvenes tienen una mayor tendencia al riesgo, pues son menos prudentes. Con demasiada frecuencia nuestra sociedad les presenta estereotipos con conductas sociales agresivas que ellos suelen reproducir, y en consecuencia incrementan su accidentabilidad. Educarlos en el correcto uso de los espacios públicos, sobre todo donde existe tráfico, es una de las mejores garantías para su integridad física y su futuro. La educación es una función básica de la sociedad, sus principales formadores son: la familia; la escuela; los vecinos; a otro nivel, aunque no menos importante, se encontrarían las administraciones públicas y los medios de comunicación.
La pedagogía española cuando aborda el tema de la educación y la seguridad vial siempre le ha dado un enfoque globalizador y transversal utilizando las asignaturas tradicionales, pero la educación vial tiene la suficiente relevancia (recogida en diferentes decretos y leyes) como para tener una mayor visibilidad en el diseño curricular de los centros de enseñanza. La asignatura Educación para la Ciudadanía se nos presenta como una ocasión excelente para primar estos valores y normas de convivencia en los alumnos y noveles ciudadanos de nuestra sociedad.
Para más información:
Código de circulación rcl 1934
RD 829/2003 sobre las enseñanzas comunes de la educación infantil
RD 830/2003 sobre las enseñanzas comunes de la educación primaria
Ley Orgánica de Calidad de la Educación
Ley Orgánica de la Educación
Educación vial infantil
Para más información:
Código de circulación rcl 1934
RD 829/2003 sobre las enseñanzas comunes de la educación infantil
RD 830/2003 sobre las enseñanzas comunes de la educación primaria
Ley Orgánica de Calidad de la Educación
Ley Orgánica de la Educación
Educación vial infantil