Los escritores, incansables observadores de nuestra sociedad, han reflejado en sus obras las diversas formas de sociabilidad que plantea nuestra movilidad; ejemplos los encontramos en novelas como “Asesinato en el Orient Express” de Agatha Christie o en películas como "Titánic". En esas historias sus tramas se producían mientras se viajaba, la sociabilidad quedaba reflejada en los diálogos de sus actores y en la segregación social que el propio medio de transporte ejercía sobre sus pasajeros, por ejemplo: las categorías de primera y segunda clase en el siglo XIX, en el XX eran las clases business y turista y ahora en el siglo XXI tenemos la categoría low-cost…
Somos animales sociales, vivimos en sociedad y cuando nos movemos lo hacemos a través de ella. Estamos rodeados de personas que como nosotros también se mueven y nos ocasionan –consciente o inconscientemente- diversas reacciones emocionales positivas o negativas. Desplazarnos supone unos cambios de ritmo que en otras circunstancias no tendríamos (pensemos en los diferentes ritmos por los que pasamos desde que nos levantamos de la cama hasta que llegamos a nuestro puesto de trabajo, cambios que notaremos todavía más si nos adaptamos al imperativo de los horarios fijos a los que nos someten los transportes colectivos). Otro aspecto que puede afectarnos emocionalmente, en mayor o menor medida según las personas, son las distancias cortas. Lo sabemos muy bien cuando viajamos en el metro, en autobús o en el tren y van repletos de personas. Todos tenemos nuestra distancia personal que en esos casos necesariamente se transgrede, podemos añadir el calor corporal, el olor… Cuando viajamos en transporte público colectivo no nos desplazamos simplemente de un lugar a otro, también estamos viajando a través de la sociedad percibiendo de forma anónima, pero cercana, las múltiples formas que adquiere la diversidad humana. La movilidad nos obliga a compartir espacios públicos con desconocidos y aparece el concepto de la proximidad infranqueable en donde las miradas juegan su papel: miradas furtivas que evitan el contacto visual, o que se entrecruzan con las del otro, miradas periféricas con las que curioseamos lo que está viendo o leyendo nuestro acompañante desconocido. Como dice la expresión: "estamos juntos pero no revueltos."
Incorporo en este post un vídeo sobre el recorrido del tren de lujo Andean Explorer que llega a circular a 4.000 m de altura. Me gusta esta grabación hecha por un particular, pues refleja la mirada de un viajero a
través de una sociedad tan extraordinaria como la andina, pero desde la burbuja de un tren de alto standing...
George Amar en su ensayo Homo Mobilis habla de las relaciones personales en los transportes. Las concreta en la copresencia y la promiscuidad de los usuarios del transporte colectivo, que tradicionalmente se ha visto como algo peyorativo, superado por el transporte individual o restringido, en el cual se puede elegir libremente si se desea viajar solo o en compañía.
La división entre transporte público/colectivo y privado/restringido actualmente se está empezando a diluir ya que aparecen maneras de desplazarnos que transcienden las tradicionales. Y no me refiero sólo al taxi; el coche compartido, la bicicleta pública o el carsharing han superado esa segmentanción entre lo público y lo privado; entre lo individual o más restringido y lo colectivo. Son cambios que han venido apadrinados con la evolución de las nuevas tecnologías de la información y que están modificando nuestra percepción de la accesibilidad y la conectividad entre las personas. Cada vez más las redes sociales se están convirtiendo en las estructuras de socialización que amplían nuestra capacidad de conocer a gente y lugares más remotos. Los nuevos contactos digitales son personas con las que compartimos determinados espacios o servicios en "lugares" que facilitan nuestra comunicación. No nos debe de extrañar la simbiosis que hay entre las nuevas aplicaciones sociales con los servicios de transporte que necesitan herramientas como Twitter o Facebook. El 91% de los accesos a Internet con un dispositivo móvil son para realizar acciones de socialización (fuente: www.whybrand.com). A veces son las mismas empresas ofertantes del servicio de transporte las que crean sus propios canales de comunicación para facilitar esa necesidad de conocerse y generar la suficiente confianza para compartir el viaje con "el otro".
En infografías como la publicada por www.futureofcarsharing.com se muestra la situación actual de un nuevo modo para compartir medios de transporte (algo que antiguamente ya existía pero de una forma mucho más rudimentaria, la tradicional comunicación boca-oreja). Hoy tenemos diversas formas de compartir en Internet y lo vemos con algunos ejemplos según tipologías:
Peer to peer (P2P) Donde se hace coincidir en el mercado a los propietarios de coches que los tienen disponibles para alquilar, con los conductores que están dispuestos a pagar un alquiler por su utilización. Ejemplos Whipcar, Relay Rides, Wheelz, Getaround… Aparecen organizaciones que fomentan el uso del coche compartido como Carsharing.com, Bluemove Carsharing, los cuales establecen canales de contacto para que lleguen a acuerdos de forma privada que les permitan compartir un viaje por mutuo interés, otra variante la podemos encontrar en el mundo náutico con Findacrew.net. También hay múltiples aplicaciones para compartir información de interés para los conductores como Waze, muy utilizada para localizar buenas promociones de combustible, información sobre atascos, accidentes, estado de las carreteras… cuya información crece y se actualiza a partir de sus propios usuarios
Business to consumer (B2C) Se refiere a empresas propietarias de vehículos que facilitan el intercambio entre sus miembros, sus colaboradores o sus clientes. A nivel de fabricantes podemos mencionar Peugot, Seat, BMW… empresas de alquiler como Hertz… y empresas de car-sharing: Zipcar, GoGet…
Not for Profit (NFP) Son organizaciones sin ánimo de lucro que facilitan el intercambio de coches con el objetivo de cambiar hábitos de movilidad: City Car Share, I-Go Chicago, Philly Car Share…
Para no alargarme demasiado en este post me gustaría mencionar muy brevemente los sistemas para compartir información Machine to Machine (M2M). Servicios de movilidad inteligente basados en arquitecturas Cloud-computing para las empresas que tienen colaboradores de elevada movilidad con ámplias necesidades de coordinación, seguridad y control, ejemplos: AddFleet, Bixpe de Abbanza, el anteriormente mencionado Getaround también puede incluirse en este grupo…
Actualmente muchas personas no solo nos conectamos a Internet a través del ordenador personal o el portátil, los nuevos dispositivos móviles han conseguido que Internet viaje con nosotros, cambiando a su vez nuestra movilidad en la medida que tenemos conectividad. Cuando tenemos en nuestras manos unos dispositivos que nos permiten seguir hablando con nuestros conocidos, nos entretienen o nos informan, y a su vez están cambiando nuestra percepción del tiempo de desplazamiento. Internet modifica el paradigma "del otro" cuando nos movemos, porque mientras que por un lado nos aproxima a terceras personas facilitándonos el contacto en una socialización virtual, por otro lado nos encierran en una burbuja que nos aísla de las personas más próximas con las que estamos compartiendo un itinerario. Actualmente estamos realizando una reinterpretación de los espacios públicos -físicos y virtuales- por los que nos movemos. ¿Nos damos cuenta de este cambio?.
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