La respuesta es sí. Convivimos con ellos y gran parte de los españoles lo hace a diario pero, ¿qué son los tramos de concentración de accidentes o TCA? Se definen como intervalos de carretera que se caracterizan por una siniestralidad excesivamente elevada respecto a otros tramos de la carretera durante un período de tiempo suficientemente largo, es decir, entre 3 y 5 años, para considerar una muestra estadística fiable. Las características de exposición al riesgo son debido a distintas razones que van desde la más habitual:deficiencias en la infraestructura o biena causa de circunstancias singulares del entorno que nada tienen que ver con la vía como, por ejemplo, la proximidad de una zona de ocio nocturno. Este hecho nos permite observar que la seguridad vial la conforman múltiples disciplinas de distintos ámbitos en las que se mezclan distintos factores: humano, carretera, vehículo…
La detección de los TCA, clave. Todos sabemos que para afrontar un problema, el primer paso es saber que lo estás padeciendo. La localización de un tramo de concentración de accidentes se realiza mediante una tramificación de las carreteras en segmentos superiores a 1km, homogéneos en términos de secciones, trazados, números de intersecciones, intensidad de tráfico, proximidad a núcleos urbanos y condiciones de contorno como podría ser la meteorología. Una vez definidos, se trata de una cualificación cuantitativa en la que destaca el número de accidentes de tráfico en un mismo punto geográfico, en el que se repite sistemáticamente el motivo del siniestro. La repetición del patrón de accidentalidad permite conocer si existe un aspecto constante, ya sea oculto o manifiesto, que es el que aumenta las estadísticas en un intervalo concreto.
Siguiente paso: indicar. Siguiendo con los tópicos, todos sabemos que quién avisa no es traidor. Una gran parte de los TCA se caracterizan por las deficiencias en la infraestructura: peraltes mal calculados, escasa visibilidad, curvaturas bruscas, iluminación deficiente… que en la mayoría de ocasiones no es suficiente subsanar con medidas de bajo coste y, por lo tanto, requieren de cambios importantes y la consiguiente ejecución de obras con elevados presupuestos. La disponibilidad económica actual de las administraciones permite que, erróneamente, se dejen de realizar estas adecuaciones a la carretera en multitud de tramos de la red vial española. En base a estos datos, se hace necesario informar al conductor que está circulando por un tramo anormalmente peligroso y, a ser posible, indicarle las características que certifican un alto nivel de riesgo respecto a otros tramos de la misma carretera para poder adecuar su conducción a estas nuevas condiciones.
¿Dónde se encuentran? Los emplazamientos de la red vial denominados como TCA son más comunes en vías secundarias más que a las autopistas o autovías que, por otra parte, son carreteras con una intensidad de circulación más elevada y, consecuentemente, con más probabilidad de accidente de tráfico; pero en las vías de alta capacidad, a parte de la aplicación de criterios de conservación y mantenimiento más estrictos, los accidentes de tráfico se producen de forma más aleatoria. De esta forma, se puede afirmar que el escenario habitual de un tramo de alta accidentalidad es en una carretera secundaria con existencia de intersecciones que no cumplen los requisitos mínimos de seguridad vial o en zonas de adelantamiento de vías de doble sentido de circulación en una única calzada.
Según un estudio realizado por el RACC (Reial Automòbil Club de Catalunya), en España a día de hoy todavía existen aproximadamente unos 1.500 km de vía que presentan un riesgo elevado o muy elevado de que se produzcan accidentes de tráfico con consecuencias graves. Estos tramos significan un 7,3% de la red viaria española y, en el mismo estudio destacan distintos tramos de carretera que año tras año se sitúan en posiciones delanteras de esta triste clasificación que lidera la N-322 a su paso por la provincia de Albacete. Por otra parte, las comunidades con mayor índice de TCA de España son Galicia, Extremadura y Cantabria, comprobando efectivamente que los tramos que registran un índice significativamente elevado de accidentalidad no se tratan de una especie en peligro de extinción.
Finalmente, a parte del amplio margen de mejora en materia de seguridad vial, un estudio reciente a nivel europeo, en el que ha colaborado la AEC (Asociación Española de Carreteras), nos permite ser optimistas en base a la gestión actual de los TCA. Las conclusiones del análisis aseguran que existen más de 21.000 km de vías europeas (38% de la red estudiada) en los que no se han producido víctimas en los últimos cinco años. La detección de estos tramos “blancos” permitirá realizar un estudio minucioso para exportar las características de estos segmentos de vía a otras carreteras de mayor accidentalidad aportando un diseño del trazado, una composición del tráfico y unos equipamientos específicos para obtener una red viaria más segura.
Marc Figuls Rovira
Ingeniero de caminos, canales y puertos
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