“El movimiento es el paso de la potencia al acto.”
(Aristóteles)
Carretera en la isla de Tenerife |
Recientemente he leído un artículo en la revista Ciudades firmado por Blanca Rebeca Ramírez Velázquez de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xoichinilco (México) que hace referencia a los diferentes alcances y dimensiones que puede tener conceptualmente la movilidad. En este post compartiré algunas ideas que se plantean en ese interesante artículo, añadiendo matizaciones y ejemplos que las refuercen con esta lectura.
La RAE (Real Academia de la Lengua Española) define movilidad como: Cualidad de movible, y movible es todo aquello que puede moverse por sí mismo o es capaz de recibir el movimiento por impulso ajeno. El artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. La Encuesta Movilia que se elabora en España define la movilidad como una estrategia de las personas para organizar su actividad diaria y que tiene como objetivo principal conseguir la mayor eficiencia en el uso de las distintas infraestructuras del transporte. La ley 9/2003 sobre movilidad de la Generalitat de Catalunya define ésta como el conjunto de desplazamientos que hacen las personas y los bienes por motivo laboral, formativo, sanitario, social, cultural o de ocio, o por cualquier otro. Otra definición más sencilla la encontramos en El Libro Verde del Medio Ambiente Urbano (2007) que se refiere a la movilidad como un medio para el acceso a bienes, servicios y personas.
Blanca R. Ramírez entiende la movilidad como un atributo o cualidad referida a la capacidad de movimiento tal y como explica la definición de la RAE. La movilidad vinculada al ser humano y a sus actividades está definida por la propia evolución histórica que se ha tenido tecnológica, cultural y socialmente. Marc Augé introdujo el concepto de movilidad sobremoderna al hablar de la movilidad actual de los seres humanos, tan compleja que nos desbordan sus causas y los múltiples parámetros que debemos tener en cuenta cuando la queremos analizar.
En su artículo B.R. Ramírez plantea tres aproximaciones al concepto de la movilidad en nuestra sociedad.
En primer lugar diferencia las movilidades que se realizan en el mismo día de aquellas que tienen un carácter más permanente, definidas como migraciones. Este sería un primer criterio de diferenciación: el carácter permanente o no del desplazamiento. La aparición de diversas técnicas estadísticas han ido delimitando la línea que separa los movimientos de población englobados en la movilidad cotidiana de las migraciones que realizan los seres humanos. La escala espacial y temporal determinarán cuándo hablar de migración y cuándo hablar de movilidad y fijarse en las características de esos movimientos (sean interestatales, intraestatales, interurbanos, intraurbanos...) así como sus frecuencias en el tiempo.
El segundo criterio que nos plantea la autora del artículo es que la movilidad resulta un atributo de las personas y de su actividad, no así de los lugares. La delimitación vendría con la utilización de dos conceptos diferentes: por un lado estaría la movilidad que incidiría en el desplazamiento de las personas (yo también añadiría de las mercancías que la voluntad de las personas desea mover), y por otro lado el transporte que se refiere a los medios que permiten a las personas y objetos circular de un lugar a otro. Si suponemos que la movilidad es un objetivo finalista: un derecho, una necesidad, un placer... entenderemos que habrá diferentes estrategias para llevarla a término, por ejemplo el diseño de las infraestructuras que se construyan o bien diversas tácticas de uso, refiriéndonos aquí a los vectores necesarios para su ejecución, que se corresponden a los medios de transporte. Todo ese conjunto de estrategias y tácticas determinarán el tipo de movilidad final que genera unos determinados procesos de apropiación, transformación y uso del territorio que lo modifican constantemente.
La tercera aproximación al concepto de la movilidad se centra en la accesibilidad y la conectividad, que determinan con qué frecuencia se generará el tráfico de los diferentes medios de transporte. Para entender el concepto de accesibilidad nos fijaremos en los verbos ENTRAR y SALIR, pues la accesibilidad es un atributo propio de los lugares, definida por las infraestructuras y los medios de transporte que acceden a un edificio, un barrio, una ciudad, una región... la diversidad, la calidad, la frecuencia de las infraestructuras y de los medios mejorarán o empeorarán el nivel de accesibilidad del lugar. El concepto de conectividad lo entenderemos mejor si nos fijamos en el verbo UNIR, pues la conectividad se refiere a un atributo propio de las redes, que para nuestro caso lo formaría la combinación de las infraestructuras y los medios de transporte. Hoy la movilidad en las sociedades modernas tiene un nivel de conectividad tal que es capaz de generar interacciones entre diversos lugares sin la necesidad de que exista una buena accesibilidad física a los mismos, la telefonía, Internet y todas las telecomunicaciones en general lo permiten, el mundo rural es un ejemplo de este cambio, o fijémonos como caso extremo en los montañeros que desde la cima más remota a la que han trepado llaman con un móvil para comunicar a un pariente o a un amigo que ya han llegado. ¿A mayor conectividad menores necesidades de accesibilidad?
Como hemos visto la movilidad tiene una naturaleza poliédrica propia de cualquier atributo humano. Los investigadores la clasifican y diseccionan para entender mejor ese fenómeno, conceptos y atributos que vemos cómo evolucionan con el tiempo y se hacen más complejos, no debemos olvidar que la movilidad también tiene ideologías, por su propia naturaleza finalista, pero eso es materia para otro post.
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